Vamos a ponernos en una situación común. Vamos circulando con nuestra moto por una carretera secundaria o nacional, de dos sentidos y un carril por cada sentido. Es normal que en algún momento, alcancemos a otro vehículo que circule a menos velocidad que nosotros, normalmente la situación se resuelve con un adelantamiento antes o después (en función de cuanto tardemos en llegar a una zona de adelantamiento).
Cuando el conductor no permite el adelantamiento al motorista
Pero de vez en cuando damos con un conductor que por una razón u otra, aumenta de velocidad en las rectas. Puede que simplemente pretenda “ganar” a una moto… una actitud competitiva que nunca comprenderé fuera de un circuito, pero pasa. O igual esa persona no conduce de una manera uniforme realizando las curvas despacio y las rectas rápido. Cuando esto sucede, ese conductor nos dificultará voluntaria o involuntariamente el adelantamiento aumentando la velocidad en aquellas zonas donde podríamos sobrepasarle, incrementando así el riesgo de accidente para ambos.
A estas alturas del caso, quiero recordar que esta actitud y acción por parte de ese vehículo que llevamos delante está prohibida y estipulada en el código de circulación y seguridad vial. El artículo 36.2 del mismo dice:
Se prohíbe al conductor del vehículo que va a ser adelantado aumentar la velocidad o efectuar maniobras que impidan o dificulten el adelantamiento. Asimismo está obligado a disminuir la velocidad de su vehículo cuando, una vez iniciada la maniobra de adelantamiento, se produzca alguna situación que entrañe peligro para su propio vehículo, para el vehículo que la está efectuando, para los que circulan en sentido contrario o para cualquier otro usuario de la vía
¿Y qué hago cuando pasa?
Cuando nos veamos en esta situación, lo más importante es mantener nuestra propia seguridad por lo que lo recomendable es no jugarse el tipo empecinándose en adelantar. Además, si caemos en este error de querer adelantar sí o sí, la situación nos va a causar probablemente un estado de nerviosismo y frustración que, mezclado con la adrenalina del momento, no solo nos puede acarrear un accidente por adelantar con demasiado ímpetu o sin atender a todos los peligros, si no que aun consiguiendo adelantar, ese estado mental tarda un rato en disiparse. Esos minutos que seguimos “alterados” por aquel vehículo que nos ha puesto difícil un adelantamiento serán unos minutos en los que nos arriesgaremos más e iremos más rápido sin necesidad.
Esto pasa por la misma razón que un alto porcentaje de los conductores tanto de motos como de coches, aceleran tras pasar un radar de velocidad, es pura rebeldía y muchas veces pasa de manera inconsciente.
Si bajo el depósito de tu moto hay unos cuantos caballos, puede que el adelantamiento no se vaya a resistir demasiado y puedas continuar a tu ritmo sin mayor problema por mucho que el otro conductor intente evitarlo. Pero en los casos de las motos limitadas o de potencias inferiores a 47cv el peligro aumenta exponencialmente, además estas motos normalmente van asociadas a moteros con poca experiencia y por la potencia de estas motos los adelantamientos necesitan más tiempo en el carril contrario. Esto eleva el riesgo de cometer un error en el pilotaje en algún momento con consecuencias evidentes.
Teniendo en cuenta todo esto, lo ideal es que ante esta situación, rodemos tranquilos y esperemos pacientemente a que, o bien el vehículo en cuestión se desvíe, o encontremos una zona donde llevar a cabo la maniobra con seguridad.
Conclusión
El hobby de la moto es muy bonito, a todos nos gusta y por ello debemos siempre priorizar poder volver a salir al día o fin de semana siguiente. Para ello, mantener la cabeza fría es obligatorio, siempre que nos encontremos en situaciones en las que nos juguemos el tipo es mejor que incluso nos paremos a “descansar” un rato de cara a dejar que ese peligro andante con el que nos hemos topado siga su marcha y así nosotros podamos continuar con lo nuestro de forma agradable y segura.
By MAYAM