Mi relación con las dos ruedas viene de muy lejos, el principio de mi experiencia motera fue de paquete con mi padre, que tuvo dos motos en su vida, una Montesa Impala 125 y una Ducati 175, motos de la época de los 60, ahí me entro el gusanillo por las motos y los motores.
Cuando aún no tenía carné de conducir, pues tenía 16 años, pude comprarme mi primera moto, una Bultaco Lobito 74, esa moto la tenía escondida en el local de un amigo, mis padres nunca supieron de su existencia, no tenía matricula y la movía por mi ciudad Barcelona y en bastantes ocasiones la policía municipal me persiguió, aunque si me multaron en ocasiones, nunca paso la cosa de eso.
Cuando ya tenía una cierta base económica, me compre una Bultaco Pursang MK9 de motocross, con la que participe durante dos años en el campeonato de Cataluña de Cross, aprendí una barbaridad con esa moto, que la verdad, si hoy pensamos lo que era, pues era un hierro con mayúsculas, pero era de lo mejor de la época.
Después me pase al trial, me compre una Ossa Mike Andrews, la verde y blanca, con ella disfrute, aprendí y asumí muchas sensaciones que posteriormente me han servido para pilotar más y mejor. Tras la Ossa MA, llego la Ossa Tony Gorgot, la amarilla, la primera moto de trial con los amortiguadores traseros colocados en ángulo inclinado, que bien funcionaba y se comportaba.
Tras unos años de parón, la mili obligatoria en la época, me aparto de las motos, cuando volví, me compré una Ducati Scrambler 350, la de color naranja, una moto que era una caña en la época y con la que me movía por asfalto y tierra, tenía dos juegos de llantas y neumáticos, uno de tierra y otro de asfalto y la usaba en ambos terrenos.
Otro parón, con las motos, estaba estudiando en la Facultad de Derecho y hasta terminar no me dedique a mi otra pasión, los coches, compre un Seat 124 1800, un FL82, preparado para correr rallys (el coche había sido campeón de Asturias de Rallys en Grupo 1, de la época) y estuve participando en el campeonato de Cataluña de Rallys y en el campeonato de España, me lo pasaba como un elefante en una cacharrería, disfrutando y aprendiendo, que tiempos más bellos y que grandes amistades surgieron en ese ambiente.
Después de otro parón de un par de años, la familia empezó a crecer y mis hijos me absorbieron durante unos años, pero el gusanillo y la adrenalina, seguían estando latentes y claro, otra vez a volar a ras de suelo, lo siguiente fue comprar un todo terreno y hacer viajes y travesías por el desierto o las pistas, rodar por el desierto, por la Capadocia, por los Monegros, el Sahara, por los lagos salados de Argentina y por Brasil, por el Algarbe y muchos otros lugares, algo que recomiendo a todos vosotros.
Pero nuevamente, las motos seguían llamando mi atención y claro, no podía seguir así, me compre mi primera moto grande la Suzuki GSX-R 750, refrigerada por aire/aceite, era el modelo de 1991, la de 1992 ya tenía refrigeración líquida. Con la GSX-R 750, empecé a realizar viajes largos y a disfrutar de las prestaciones y la velocidad pura, recuerdo que uno de los primeros viajes largos, fue al primer GP de Jerez en su inauguración, todo un desafío que me engancho de tal manera que desde ese año solo he fallado tres ediciones y por problemas de salud. Esa moto la tuve tres años, hasta que me la robaron y nunca más la vi, estaba pintada con el mismo esquema de diseño azul y blanco, pero la mía era con los colores invertidos, el blanco en mi moto era negro, pero algún desgraciado la habrá disfrutado o la habrá destrozado.
Mi segunda moto grande fue una Honda CBR900 RR la primera Fireblade, con sus 124 cv y su llanta de 16” en la parte delantera, con esa moto aprendí casi todo lo que se sobre pilotaje de una “R”, con ella participe en las 24 horas de Montmelo en dos ocasiones, sin tocar motor y sin problemas, bueno si, como le pasaba a todas las Honda CBR de la época, los reguladores eran su punto débil, creo que yo cambie tres. Con esa moto hice muchos viajes y recorrí España del derecho y del revés, también varios países de Europa.
Puedo afirmar que era una moto divertidísima, pilotarla era una verdadera delicia, con su llanta delantera de 16”, era genial entrar en las curvas y abrir gas, o aprendías o aprendías, pues darle gas sin contemplaciones, hacia que la rueda delantera no tocara el asfalto y hasta que no la dote de un amortiguador de dirección, la rueda delantera siempre estaba en el aire, la verdad que esa fue mi moto escuela, viaje mucho con ella, hice carreras, y nunca me dio problemas mecánicos, esa moto también me la robaron, pero conseguí recuperarla.
Cuando la CBR ya se me hizo corta de prestaciones y potencia y como las motos nunca dejan de evolucionar, mi siguiente moto fue mi venerada Yamaha R1 2004, la primera con solo 4 válvulas por cilindro está ya no consumía aceite, con ese misil, hice unos Alpes superdivertidos, un viaje inolvidable por la moto, las carreteras y por los amigos que pudimos completar un sueño de años. Después hice infinidad de viajes y salidas con la Yami, incluso muchas tandas de circuito y unas 24 horas, hasta que me robaron y nunca más supe de ella.
La siguiente moto fue una Honda VTR SP1, era de un gran amigo, que me la dejo, después del robo de mi R1, la moto la tuve una larga temporada, con ella hice mis últimas 24 horas de Montmelo, y, también varios viajes, Jerez, Galicia, etc… la SP1 era una moto potente, con un motor que era su mejor arma, pero tenía una dirección un tanto errática y además era pesada de delante, tenías que irte peleando con ella continuamente para hacerla entrar en las curvas, pero era una moto con un sonido embriagador, además el esquema de pintura era de color naranja metalizado, una virguería, esa moto también me la robaron, pero pude recuperarla.
Debo reconocer que en esa época los amigos de lo ajeno tenían predilección por las motos “R”, yo también claro, a la vista esta, pero el balance fue que me robaron 4 “R’s” y solo recupere dos, es lo que hay.
La siguiente moto fue mi otra Yamaha R1 de 2007, blanca y roja, hasta hace un par de meses ha estado en mi garaje, con ella he hecho viajes, largos y cortos, circuito, tandas, salidas, ha sido mi válvula de escape y mi arma contra el estrés, me ha costado desprenderme de ella, pero la vida es así, el nuevo propietario está encantado con ella, sigue siendo una bestia del asfalto con sus 160 cv.
Estuve un año sin moto y después me compre mi mejor moto para moverme por la ciudad y por carretera, mi querida e inseparable Yamaha TMax 500, la moto con la que me muevo cada día, la moto de las salidas a almorzar con los amigos, la moto con la que he ido y hemos ido a los grandes premios de España, Alcañiz, Cataluña, Valencia, etc… es una moto de 2001 con más de 150M km y sigue siendo la caña.
En esa época me dio por conseguir una moto con la que soñé en mis años mozos, la Honda NSR125R, y, conseguí hacerme con una en buen estado y que sigue en mi garaje, con esa moto he hecho muchas salidas, con sus 31 cv, su poco peso, su buen chasis, su motor de 2T, su olor a Castrol quemado y divertidísimo comportamiento, me gusta salir de vez en cuando y recordar mis años jóvenes.
Después de la Honda SP1, vino a mi garaje mi querida y divertida KTM 1190 ADV “S”, la moto con la que he realizado muchos viajes largos y divertidos, la moto con un motor adictivo, una potencia de 150 cv, con mucha electrónica, con un chasis y frenos de alto nivel, una moto que en los 3 años que estuvo en mi poder nunca me dio un problema, solo sus revisiones y a seguir, con ella hice unos Alpes largos, más de 3500 km, hice Portugal y España entera en dos ocasiones, Jerez 3 años y muchos más km, una de mis motos más queridas y divertidas.
En 2015, junto a mi socio, pusimos en marcha una moto escuela, para obtener los carnets de conducir, estuvo en marcha tres años, en ella no solo podías obtener el carnet de conducir, sino, que entre otras actividades, impartíamos cursos de pilotaje en carretera o circuito, nosotros fuimos uno de los pioneros en la realización de cursos de pilotaje en carretera, hicimos muchos cursos, con las motos de la escuela, se llamaba MotoFormació, enseñamos y concienciamos a nuestros alumn@s a respetar a las motos y a disfrutar con el pilotaje de las mismas. Otra de las actividades de la escuela, eran los viajes de formación, era viajes largos y en ellos enseñábamos a los alumn@s a tomar curvas, asumir ritmos, a frenar o no frenar, a trazar a rodar con más motos, a planificar rutas y salidas, a hacerse un road-book de los puntos de paso, cruces, localidades, carreteras, etc… todo lo que un motero debe saber, y, el objetivo principal de la moto escuela, era la seguridad activa y pasiva, a conocer la moto de cada uno y sus reacciones, a utilizar siempre equipos de protección (casco, chaqueta, guantes, botas, pantalón, etc…) a disfrutar siempre de la libertad que te da una moto, a mantener la cabeza fría y ha no agarrotarse ante situaciones difíciles o complicadas.
En el 2016, puse en marcha mi web: directomotor.com, la web ha ido creciendo día a día, con más de 350M visitas año y desde entonces he probado infinidad de motos, de todo tipo, suelen ser motos de prensa y están en mi poder durante una semana, excepto modelos muy concretos, que solo te las ceden un día. Motos naked, de circuito, Trail, Tourer, scooters, maxi scooters, motos electricas, etc… vamos un no parar.
Actualmente en mi garaje duerme mi KTM 1290 Super Duke GT, la viajera, solo la uso para viajar y alguna salida de fin de semana, pero esta sí que es un verdadero misil tierraxtierra con sus 175 cv de potencia es: rápida, potente, estable, con electrónica para aburrir, un comportamiento de manual, divertida y perfecta para viajar con sus maletas. Salir con ella de ruta, hace que tus ganas de parar nunca lleguen, y, la verdad es que haces muchos km antes de repostar, unos casi 400 km, esta es una moto casi, casi perfecta, no creo que tenga muchas rivales que estén a su altura, bueno creo que no tiene rivales.
Mi próxima moto, o sea la cuarta o quinta en mi garaje, será una Triumph Triden 660, la probe y me enamoro por su ligereza, su chasis, sus frenos, su ergonomía, su motor, su sonido, bufff, quiero una ya.
By MAYAM