Las curvas son el ADN del motociclismo. No son meras desviaciones del camino recto, sino la esencia misma de pilotaje en dos ruedas. Dominarlas no es solo una cuestión de seguridad, sino de alcanzar un estado de conexión total con la máquina y el entorno. Detallamos lo esencial y fundamental para entender, leer y trazar cada curva con maestría, desde las más abiertas hasta las más cerradas.
Tipos de curvas y sus trazadas Ideales
La trazada es la línea imaginaria que el motero sigue para tomar una curva de la manera más segura y eficiente. Aunque hay tantas trazadas como moteros, existen principios básicos que se aplican a cada tipo de curva.
A) Curva de radio constante
Estas son las curvas más comunes. Su radio de giro se mantiene uniforme de principio a fin.
Trazada ideal: La trazada clásica de «fuera-dentro-fuera» es la más efectiva. Se comienza la curva desde el exterior del carril, se busca el vértice (el punto más interior) en el punto medio de la curva y se sale de nuevo hacia el exterior. Esta trazada alarga el radio de la curva, permitiendo un mayor ángulo de inclinación y una velocidad de paso superior con más seguridad.
B) Curva de radio decreciente (Curva que se cierra)
Son las más peligrosas para los inexpertos. Comienzan amplias y se van cerrando progresivamente.
Trazada ideal: La clave es la anticipación y la prudencia. La trazada ideal es un «fuera-dentro-dentro», buscando el ápice (vértice) lo más tarde posible. Al entrar desde el exterior, se busca una línea que permita ver lo más lejos posible. Si la curva se cierra, se mantiene el interior del carril más tiempo para ganar ángulo y enderezar la moto en la salida. Un error común es entrar demasiado rápido y verse obligado a frenar en plena inclinación, lo que puede provocar una caída.
C) Curva de radio creciente (Curva que se abre)
Son más permisivas que las anteriores. El radio de giro se va abriendo a medida que avanzas.
Trazada ideal: Aunque se pueden tomar como una de radio constante, una buena técnica es un «fuera-dentro-fuera» con una aceleración progresiva y temprana. A medida que la curva se abre, puedes ir enderezando la moto y abriendo gas con confianza.
D) Curvas enlazadas
Una serie de curvas que se suceden una tras otra, formando una «S» o un trazado más complejo.
Trazada ideal: Se deben leer como una sola unidad. La clave es la fluidez y la anticipación. La trazada debe ser un «fuera-dentro-fuera-dentro-fuera». Es vital sacrificar la velocidad en la primera curva para poder posicionarse correctamente para la segunda y sucesivas. El motero debe mirar siempre hacia la siguiente curva para preparar la entrada. Un error común es salir demasiado abierto de la primera curva y quedarse sin espacio para trazar la siguiente.
Las curvas cerradas y su lectura (horquillas o paellas)
Las curvas cerradas (horquillas, curvas de 180º) exigen un pilotaje distinto. Requieren una reducción drástica de la velocidad y una entrada y trazada precisas.
Frenada y posicionamiento: La frenada debe ser en línea recta, antes de la curva. Hay que reducir la velocidad lo suficiente para poder tomar la curva a un ritmo que te permita reaccionar ante cualquier imprevisto. El posicionamiento debe ser en el exterior del carril.
Mirada: La mirada es el timón de la moto. En una curva cerrada, la tendencia natural es mirar hacia el borde del camino. Es crucial forzarse a mirar hacia la salida de la curva, por encima del hombro si es necesario. La moto irá donde miran tus ojos.
Contramanillar: En curvas cerradas, el contramanillar es más evidente. Una leve presión en el manillar interior (empujar el manillar en el sentido contrario a la curva) inclinará la moto de manera más rápida y controlada.
Gas y equilibrio: Una vez en la curva, mantén un toque suave y constante de gas. Esto no solo te ayuda a estabilizar la moto, sino que también carga el tren trasero, mejorando la tracción y el agarre.
Leer la carretera y el entorno: el ojo del motero que todo lo ve o debe
Un buen motero no solo traza curvas, sino que las lee. Esto implica procesar la información del entorno de forma instintiva para anticipar peligros y optimizar la trazada.
- Visibilidad y anticipación: No te fíes solo de las señales de tráfico. Busca pistas visuales que te den información sobre la curva que se avecina:
- Pendiente del asfalto: Los cambios de inclinación del asfalto pueden indicar si una curva se cierra o se abre.
- Guardarraíles y postes: Su posición te da una idea del radio de la curva y de si se estrecha o se ensancha.
- Marcas de neumáticos: Las marcas de frenada o los neumáticos desgastados en el asfalto pueden indicar un punto de frenada habitual o una zona de agarre limitado.
- Luz y sombra: Desconfía de las zonas de sombra en invierno, ya que pueden esconder humedad o placas de hielo.
- Vegetación y rocas: La presencia de árboles, laderas o muros de piedra puede indicar zonas húmedas y con menor agarre.
- Superficie del asfalto: Observa atentamente el estado del asfalto. Las irregularidades, parches, grietas, o incluso el cambio de color de la superficie, son indicadores de que el agarre puede variar. En carreteras de montaña, la presencia de arena, gravilla o restos de hojas en las cunetas es habitual y puede ser extremadamente peligrosa si se entra en la curva con una trazada demasiado abierta.
- Vehículos y tráfico: Observa la posición de los coches que vienen de frente. Si un vehículo está muy pegado a su derecha, es probable que la curva sea ciega y cerrada, y no tenga visibilidad para abrir su trazada. Si la curva es muy larga, presta atención al tráfico que va delante para no encontrarte con un obstáculo inesperado.
- El sentido de la proyección: El ojo de un motero entrenado siempre se proyecta mucho más allá del punto actual. Se mira al final de la curva, a la siguiente curva, al vehículo que viene de frente. La mirada es un radar que te permite recopilar información crucial sobre la situación, el estado de la carretera y el tráfico.
COMENTARIO
La «Biblia de las Curvas» no es un libro de reglas rígidas, sino un conjunto de principios que, una vez interiorizados, se convierten en instinto. Dominar las curvas no es solo una técnica, sino un arte que requiere observación, paciencia y respeto por la carretera. Es un diálogo constante entre el motero y su entorno, donde cada curva se convierte en una oportunidad para crecer y disfrutar de la libertad que solo dos ruedas pueden ofrecer.
By MAYAM













