Pilotar una moto a un ritmo alto de forma segura en carretera es una habilidad que se perfecciona con la práctica y el conocimiento. No se trata de ir al límite, sino de mantener una velocidad fluida, controlada y siempre dentro de los márgenes de seguridad. Las técnicas clave se centran en la anticipación, la visión, la posición en el carril y el uso adecuado de los mandos.
La visión: tu radar principal
La vista es la herramienta más poderosa del motociclista. Rodar rápido de forma segura depende de procesar la información del entorno antes de que la necesites.
Mirar a lo lejos: No te quedes mirando la rueda de la moto de delante o el asfalto justo bajo tu rueda. Eleva la vista, escanea el horizonte y busca la salida de las curvas. Tu moto irá hacia donde miran tus ojos. Si miras a un obstáculo, tu cerebro automáticamente dirigirá la moto hacia él.
Visión periférica activa: Usa el rabillo del ojo para escanear los arcenes, las entradas a caminos o las posibles amenazas (animales, peatones, coches saliendo). Esto te permite tener una imagen completa de tu entorno.
Anticipación: La clave de la velocidad es la anticipación. Si ves una curva cerrada, un cambio de rasante o un vehículo que puede entorpecer tu camino, prepara tu estrategia (frenar, cambiar de marcha, modificar la trazada) con tiempo, no de forma reactiva.
La trazada: la técnica de los tres puntos
La trazada es la línea imaginaria que sigues en una curva. Una trazada correcta maximiza la visibilidad y el espacio de maniobra, permitiendo un paso más rápido y seguro. La técnica de los tres puntos es la más efectiva para carretera:
Entrada (Punto exterior): Al aproximarte a la curva, posiciónate en la parte más exterior de tu carril. Esto te permite tener el mejor ángulo de visión posible para ver la salida de la curva y el tráfico que pueda venir de frente.
Ápice (Punto interior): Una vez que has visto la salida de la curva, guías la moto hacia el interior (el ápice) del carril. Es el punto más cercano al borde interior de la curva.
Salida (Punto exterior): Al salir de la curva, la moto debe volver a la parte exterior del carril. Esto te da el mejor ángulo para la siguiente curva y te aleja de posibles obstáculos en la salida.
Principio fundamental: «Lento de entrada, rápido de salida». La frenada se realiza antes de entrar en la curva. En el ápice, suelta los frenos y mantén una velocidad constante (o acelera suavemente). La aceleración progresiva debe empezar en el momento en que ya estás viendo la salida, permitiéndote «salir» de la curva de forma segura y controlada.
El contramanillar: la base de los giros rápidos
El contramanillar es la técnica natural para girar una moto, aunque a menudo se realiza de forma subconsciente. Para un ritmo alto, debes dominarlo de forma consciente:
Cómo funciona: Para girar a la derecha, empuja suavemente el puño derecho. La moto se inclinará a la derecha. Para girar a la izquierda, empuja el puño izquierdo.
Velocidad y precisión: A mayor velocidad, una mínima presión sobre el manillar genera una inclinación mayor. Un simple empujón en el puño te permite cambiar de dirección con rapidez y precisión, sin necesidad de movimientos bruscos de la cadera o el cuerpo.
Uso de los mandos: fluidos y progresivos
La brusquedad es el enemigo de la seguridad. Un piloto rápido y seguro es aquel que utiliza los mandos (acelerador, freno y embrague) con suavidad y progresividad.
Frenada: El 80% de la capacidad de frenado de una moto se encuentra en el freno delantero. La clave es frenar de forma progresiva, aplicando cada vez más fuerza en la maneta a medida que la moto se hunde. Frena antes de la curva, suelta los frenos al entrar y nunca frenes a fondo en medio de la curva, ya que podrías perder la tracción.
Aceleración: La aceleración debe ser suave y progresiva, especialmente al salir de las curvas. Abrir el gas de golpe cuando la moto está inclinada puede causar una pérdida de agarre en el neumático trasero.
Marchas: Utiliza el motor como freno motor. Reduce marchas progresivamente antes de las curvas, sin bloquear la rueda trasera. Esto te ayuda a controlar la velocidad sin depender únicamente de los frenos y te permite tener la marcha adecuada para acelerar en la salida de la curva.
La posición del cuerpo: en sintonía con la moto
Una buena posición de pilotaje reduce el esfuerzo y aumenta el control.
Relajación: Mantén los brazos y el cuerpo relajados. La rigidez te cansa y reduce tu capacidad para absorber los baches.
Peso sobre las estriberas: La mayor parte del peso debe ir sobre las estriberas, no sobre el asiento. Esto te permite moverte y reaccionar con más agilidad.
Posición de la cabeza y los hombros: Mueve la cabeza y los hombros hacia el interior de la curva. Esto ayuda a inclinar la moto con menos esfuerzo, manteniendo el centro de gravedad del conjunto más bajo y permitiendo una posición más relajada de los brazos. Esto es muy diferente a la técnica extrema de «tocar rodilla» que no es necesaria, pero sí un movimiento sutil para facilitar la entrada en curva.
Un ritmo alto y seguro
Para un ritmo alto y seguro en carretera, el objetivo no es ir lo más rápido posible, sino rodar con la máxima fluidez.
Anticipa y planifica: Mira siempre más allá de donde estás.
Traza de forma correcta: Usa la técnica del «exterior-interior-exterior» para maximizar la visibilidad y el espacio de maniobra.
Domina el contramanillar: Dirige la moto con precisión y suavidad.
Sé progresivo con los mandos: Utiliza el freno, el acelerador y el embrague de forma fluida.
Mantén una postura relajada: Conecta con la moto a través de las estriberas y el asiento, no con los brazos.
La seguridad en carretera siempre debe ser lo primero. Un ritmo alto solo es posible cuando se respetan los márgenes y se tiene un conocimiento profundo de la moto y de las propias habilidades.
By MAYAM












