Ser motero viajero no es simplemente desplazarse de un punto a otro; es abrazar un estilo de vida lleno de libertad, desafíos y paisajes infinitos. Viajar en moto transforma el trayecto en una aventura en sí misma, donde cada kilómetro ofrece una historia y cada parada una lección. Es la búsqueda incesante de horizontes, de rutas poco exploradas y de encuentros inesperados con personas y culturas, es el arte de descubrir el mundo sobre dos ruedas.
El arranque: la pasión por la carretera
Todo comienza con una chispa. A menudo, el amor por las motos nace en la infancia, al observar cómo personas mayores se preparan para salir a la carretera, el motor ronroneando antes de lanzarse al viento. Para otras personas, la pasión llega más tarde, cuando una simple vuelta en moto despierta la sensación de libertad absoluta: el viento en el rostro, la vibración del motor bajo el cuerpo, y la sensación de que el mundo es, de pronto, un poco más pequeño.
La preparación antes del viaje
Viajar en moto requiere más que entusiasmo. Es indispensable preparar la máquina y el equipaje. Revisar frenos, neumáticos, niveles de aceite y combustible es tan esencial como elegir el destino. Un motero experimentado sabe que menos, es más: una mochila ligera, herramientas básicas, ropa impermeable y un botiquín son suficientes para sentirse preparado ante cualquier imprevisto.
El ritual de salir a rodar
La mañana del viaje tiene su propio ritual. El olor a café, el rugido del motor al encenderse, los últimos ajustes en el equipaje, y esa mezcla de nervios y emoción antes de salir. Los moteros suelen decir que el verdadero viaje empieza cuando las preocupaciones se quedan atrás y solo existen el asfalto y el horizonte.
En la ruta: paisajes y desafíos
La carretera es impredecible. El motero viajero aprende a leer el clima, los cambios de luz y los olores del entorno. Hay días de lluvias interminables y otros de sol radiante; tramos de curvas cerradas en la montaña y largas rectas donde el tiempo parece detenerse.
- Paisajes inolvidables: Atravesar un bosque al amanecer, cruzar valles donde la niebla baila entre los árboles, o ver el mar aparecer tras una curva, son momentos que quedan grabados para siempre.
- Desafíos mecánicos: Las averías forman parte del viaje. Una cadena suelta, un neumático pinchado o un fallo eléctrico pueden convertirse en oportunidades para aprender y para recibir la ayuda desinteresada de otras personas viajeras o habitantes locales.
- Clima y adversidad: La lluvia, el frío o el calor extremo no detienen al motero, sino que le enseñan resiliencia y adaptabilidad. Un impermeable mojado, las botas llenas de barro y el casco empañado, son trofeos de guerra en cada aventura.
Encuentros en el camino
Un motero viajero nunca está realmente solo. En cada parada surgen conversaciones espontáneas: en una gasolinera remota, en un pequeño pueblo o al compartir mesa en una fonda de carretera. La moto es un imán para las historias, y muchas veces, personas desconocidas se acercan para compartir rutas, consejos o simplemente para hablar de la pasión común por las dos ruedas.
La hermandad motera
Existe una fraternidad no escrita entre quienes viajan en moto. Un saludo al cruzarse, un gesto de ayuda cuando hay problemas, o la invitación a rodar juntos durante un tramo del viaje, son parte de esa comunidad global. Se crean amistades que trascienden idiomas y fronteras, forjadas en la confianza mutua y el respeto por la carretera.
El descubrimiento interior
Viajar en moto es también un viaje hacia el interior de una misma persona. Las largas horas de silencio bajo el casco permiten reflexionar, ordenar ideas y encontrarse con uno mismo. La soledad del camino puede ser reconfortante, y la sensación de autosuficiencia, poderosa. Cada reto superado, cada destino alcanzado, refuerza la confianza y el espíritu aventurero.
Lecciones del camino
- Paciencia: Los imprevistos enseñan a no perder la calma y a disfrutar del viaje, sin importar el destino.
- Humildad: La carretera pone a prueba a todas las personas, recordando que nunca se deja de aprender.
- Gratitud: Cada kilómetro recorrido, cada nueva amistad y cada paisaje son regalos que se valoran más sobre dos ruedas.
Regresar y partir de nuevo
Al regresar, el motero viajero lleva consigo algo más que recuerdos y fotografías: lleva relatos de rutas, aprendizajes y sueños renovados. Pero la nostalgia del viaje aparece pronto, y la moto, impaciente, espera el próximo destino. Porque para quienes viajan en moto, no existe un final, solo nuevas rutas por descubrir.
COMENTARIO
Las experiencias de un motero viajero son un testimonio de libertad, valentía y curiosidad. Son relatos de personas que se atrevieron a salir de la rutina para explorar el mundo desde el asiento de una moto, sin más equipaje que el deseo de aventura. El motor ruge, la carretera llama, y cada viaje es una invitación a vivir intensamente, un kilómetro a la vez y uno tras otro.
Moteros viajeros hay de varios tipos, los que viven su día a día recorriendo el mundo y viviendo aventuras continuamente, descubriendo culturas, pueblos, indeseables, guerras, conflictos, etc… los llamados rodamundos, existen otro tipo que son los que tras meses de trabajo gozan de sus vacaciones y disfrutan de un viaje por el mundo descubriendo países y culturas, otro grupo son los que solo salen a rodar con su moto fines de semana y viajes cortos y existen los jubilados moteros que tienen la suerte de poder viajar cuando quieran y a los lugares que quieran sin importar en día de regreso, pero una cosa es totalmente cierta, todos ellos son moteros y forman parte de la inmensa familia que disfruta de la libertad y la aventura. También están los moteros y moteras que solo utilizan la moto para sus desplazamientos diarios, estos utilizan su moto de forma asidua y para cubrir la necesidad de desplazarse, pero, no son de los que hacen viajes o rutas, pero, si o si, son moteros.
Un motero se caracteriza por tener una serie de conceptos claros y aplicarlos a su estilo de vida, como: la libertad, la valentía, la curiosidad, la camaradería, la solidaridad, la amistad, el compartir afición y momentos, el descubrir rutas y lugares, la pertenencia a grupo, la humildad, el sacrificio, la diversión, etc… todos estos conceptos y más es lo que forma el estilo de vida de un motero y su entorno, por lo que fomentarlos y asumirlos esta en nuestro ADN motero, no perdamos ese estilo de vida ni el saludo motero “V”, seamos solidarios con nosotros mismos y con los demás.
By MAYAM