¿Sabías que en la década de los 50 ya existían coches propulsados por turbinas?
Aunque cueste de creer, en el año 1954 la marca italiana FIAT presentó en el salón del automóvil de Turín (Italia) un concept car impulsado por una turbina de gas, convirtiéndose así, en la primera marca europea en fabricar un coche de estas características.
Después de la segunda guerra mundial, el interés en el poder que desarrollaba una turbina de gas estaba en su punto de ebullición y el éxito de los motores a reacción utilizados en los aviones a principios de 1944 tenía a todos eufóricos. Parecía que quien fuese el primero en adaptar esas turbinas a un coche conseguiría grandes recompensas.
Había empezado la guerra de las marcas. Ejecutivos e ingenieros del mundo del automóvil y la aviación aceptaron el desafío. Tres años después de finalizar la guerra, en 1948, ROVER de Gran Bretaña reveló que estaba trabajando en una turbina de gas para automóviles, explotando los conocimientos adquiridos en la guerra mientras fabricaba algunos de los primeros motores a reacción de Frank Whittle (ingeniero aeronáutico y militar británico de la Royal Air Force). Otra compañía inglesa, Centrax, creada en 1946 por dos amigos de Whittle, exhibió una turbina de 160 hp para uso en camiones. Aquello puso nerviosos al resto de fabricantes de vehículos y se abrió la veda. No tardaron en salir a la luz otras marcas que estaban desarrollando sus propios motores como GENERAL MOTORS, CHRYSLER o la italiana FIAT.
¿Era la turbina de gas el futuro para los coches? Muchos pensaron que sí.
Terminada después de la Primera Guerra Mundial, la fábrica de cinco pisos de FIAT en el distrito de Lingotto de Turín, fue famosa por su pista de pruebas en la azotea con virajes inclinados en cada extremo y ahí es donde bajo la dirección de Dante Giacosa (director de la división de proyectos de FIAT) y del ingeniero Montalbone, se construyó un equipo técnico supervisado por Vittorio Bellacardi que trabajó activamente desde 1948 hasta 1954 en el desarrollo de un diseño automotriz y en ese momento nacía la turbina de FIAT, el proyecto 8001.
Tras 5 años de innumerables pruebas y cambios, finalmente, en enero de 1953, se ejecutó una unidad completa que no tenía nada que envidiar a los titanes de la época. El coche lucía en su parte trasera un enorme escape central para la turbina y un esquema de pintura rojo sobre blanco tan extrovertido como el propio automóvil que, a su vez, no era ni mucho menos grande ya que no superaba los 2.400 mm. de longitud y no pesaba más de 1000 kg, pero que tenía un gran corazón que lo hacía volar hasta los 300 km/h.
Su motor estaba formado por un compresor centrífugo de dos etapas y por dos rotores de dos fases Tipo 8001 que alimentaban tres cámaras de combustión, mientras que la turbina final, de una fase, actuaba como un grupo reductor de transmisión conectada con las ruedas motrices posteriores. Con el generador de gas a 30.500 rpm y la turbina de potencia a 20.000, la producción subió a 295 hp de potencia, algo bastante impresionante teniendo en cuenta que de esto ya hace unos años.
En el interior se respiraba un ambiente rudo y experimental. El conductor disponía solamente de dos pedales, uno para arrancar y otro para detenerse y se enfrentaba a una impresionante batería de instrumentos sobre un salpicadero plano, que en su mayor parte estaban destinados a un observador. Había dos tacómetros, uno para el generador de gas y el otro para la turbina, tres indicadores de temperatura, uno para el aceite, uno para los cojinetes y uno para los gases de combustión, tres medidores de presión, uno para el combustible y otros dos para los dos circuitos de lubricación del motor, y todo esto sumado a los habituales amperímetros, nivel de combustible y demás.
Tras su exposición en el salón del automóvil de Turín, el proyecto fue dejado de lado por razones técnicas de producción, pero a día de hoy sigue expuesto en el museo del automóvil de Turín.
By Cristian